martes, 5 de febrero de 2013

El ojo

Ya más de tres años que no publico nada en este blog, son tres años que estuve intentando hacerlo pero nunca me atreví a escribir nada más. Hoy ya tengo una razón y debe ser muy importante para que me haga hacer esto. Y es que, si bien es cierto, nunca he perdido las ganas de escribir, sin embargo, por algún motivo se me esfumó el interés de volcar mis pensamientos y sentimientos en una pantalla en blanco.
La razón, una mujer. El hecho de vivir experiencias diarias se puede hacer rutinario y hasta a veces estresante cuando no se ven las cosas que suceden con lo que yo llamo un ojo sentimental, debido a esto es que los días pueden resultar aburridos y complejos. Usar el ojo sentimental es ver la realidad de una forma que realmente no es, es decir, transformada. He aquí el punto de inflexión entre lo que te beneficia y lo que te perjudica. Transformar es como delirar: "Hacer, decir o pensar cosas disparatadas o insensatas", pero siempre a tu favor. Con esto quiero decir que existe la forma de manipular la realidad a tu antojo, no físicamente, pero sí mentalmente. El ojo sentimental puede convertirse en un arma muy poderosa en la vida si se entrena con frecuencia y de corazón, lugar de procedencia de su nombre; y es que la mente y el corazón pueden jugar un muy buen partido en contra de la negatividad y el desparpajo a través del sentimiento. Es aquí a donde quería llegar, el sentimiento que se le pone a la visión de cada día es la clave para no perderse en este mundo muchas veces sombrío. Es así que he aplicado este molde al caminar de mis días, haciendo de ellos disparatados e insensatos a veces, lo cuál podría calificarse como locura prematura o vivir en las nubes o no pisar suelo, pero a pesar de ello resulta y es divertido. Debo decir que el ojo sentimental puede no ser aplicable a todos los individuos ya que no poseo pruebas externas a mi ser, sin embargo, podría resultar positivo en algunos. Todo esto me lleva a decir verazmente que he dejado de practicar esta terapia hace ya algún tiempo, y es que parece que la capital a pesar de ser melancólica en buena parte del año, puede resultar en una cápsula que no te deja respirar y convertir tus entrañas en barro y piedra, hasta ahora. La razón, una mujer.
En mi vida me he permitido una que otra locura cada cierto tiempo, algunas de ellas imprevistas y con una fémina protagonista. Esta vez es igual, pero diferente. ¿Qué lo hace diferente?, la fémina.Toda desprendida de ataduras y consecuencias osó a conocerme sin conocerme y vibró a mis frecuencias con arte y medidas, ha deslumbrado su ser entre llamadas de línea y susurrado corazones de texto cada final del día, se ha esfumado entre rendijas de mi vida y se ha quedado a pesar de conocer la salida, se ha dejado encontrar entre tanta oscuridad con su luz natural que brilla, está metida en mis entrañas y ahora descansa en mi alma.Es ella quien a golpes de libertad ha hecho volver en mí ese sentimiento puro por vivir la vida, y este volver no ha sido normal, sino que ha despertado en mí ese lado de apertura y sinceridad que por mucho tiempo había reprimido por miedo a muchas cosas. Por primera vez he sentido realmente la brisa que te levanta cuando no guardas nada y eres totalmente abierto a todo, te desnudas, te entregas, te desarmas, te sinceras, te desnudas. Por ello es que se siente tan lindo esa forma de entregarte y ese sentimiento es totalmente disfrutable cuando es recíproco. A pesar de todo, es un camino que recién estoy aprendiendo a explorar y como todo lo nuevo siempre hay tropiezos, lo peor de todo es que una maldita y pequeña piedra en el camino se convierta en una avalancha incontenible y perpetua. No es justo que un error te abra un hoyo justo frente a ti cuando vienes cargando enormes bultos de amor, cariño, respeto y ganas de hacer bien las cosas. Es aquí cuando entra a tallar el ojo sentimental, el cual le da vuelta a la realidad creando puentes y artificios, dándote alas y parchando huecos, y uno de esos artificios es precisamente esta publicación. Después de este error ella lo ha dejado todo y no estoy seguro si verá las cosas como yo, seguramente porque no conoce el ojo sentimental, ha usado la puerta de salida y no sé si volverá. Es triste cuando quieres dar a entender que realmente no hay nada malo en ti y lo dices con convicción y ganas que te crean, pero no es así. Debo confesar que mis sueños no han cambiado, que el sentimiento que ella me ha dado sigue firme y con los brazos abiertos para empezar de nuevo.
El ojo sentimental puede parecer una locura, no tomarse las cosas tan en serio y tratar de disfrutar la vida. Quizá no he podido explicar muy bien mi punto de vista, quizá nunca lograré transmitir la idea de esperanza, quizá nunca nadie entenderá que no siempre hay un fin y puede haber un "pero" de continuidad y de opciones, quizá no podrán asimilar que siempre hay una respuesta para todo y que todo depende de las características de la situación, quizá no se entienda que no hay que tener la mente tan cerrada y encapsularse en las propias ideas, que el trabajo no es un fin y el dinero tampoco, que las reglas las pones tú, quizá ya es tiempo que los ojos cambien, que los sentimientos surjan, que los sueños florezcan y la vida sea vida.


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